sexta-feira, 13 de abril de 2007

El Pueblo de Chaltén

Allí abajo, a la derecha, en esas casitas blancas que parecen copos de nieve al pie de la montana, vivimos nosotros, lãs mujeres y los hombres del pueblo de Chaltén. No se nos vê, por supuesto. Nosotros somos insignificantes, invisibles, comparados a esas cordilleras de nieves eternas, cumbres filudas, abismos vertiginosos, torrentes y cascadas atronadoras que nos rodean.

Povoado de El Chaltén, vista da Trilha da Laguna Torre ao entardecer


El Chaltén, vista de cima da ponte do Rio Fitz Roy, detalhe da cadeia de montanhas ao fundo com o Cerro Solo, Torre e Fitz Roy

Aqui el ser humano casi no cuenta, porque lo enaniza y borra la Naturaleza. Una Naturaleza que hay que escribir com mayúscula para destacar lo imponente y majestuosa que es, lo bravia e indómita que se conserva, a pesar de que hace diez mil años que aparecieron los seres humanos por aqui, tratando de domesticarla. No lo hemos conseguido todavia. ?Quién podría vencer a estas montañas? Lo más que hemos logrado es coexistir com ellas, guardándoles el respeto debido y no arrisgándonos a desafiarlas, porque ellas gana siempre. La prueba es que ahí siguen, desde el principio de los tiempos, intangibles, y, en cambio, incontables culturas y pueblos que florecieron en sus valles y altiplanicies han desaparecido, muchos de ellos sin dejar huella.


Lucia, Nede, Luciana, Gustavo e Gandara apreciando visual da cidade na volta da trilha (Loma del Pliegue Tumbado)



Refletidos no maciço granítico, os últimos raios do dia iluminam o centro de El Chaltén.
Restaurante Patagonicus ao fundo.

En Chaltén todos somos gentes modernas y civilizadas. Pero, sin embargo, la cercania de estas montañas nos inspira um respeto y uma inquietud que pueden llamarse religiosos. No paganos, ni panteístas, ni idólatras. Sino religiosos, en el sentido más elevado y profundo de la palabra: um temblor espiritual, uma preocupación por el más allá. Estas montañas altísimas que perforan las nubes, que desafían al cielo, llenan el espíritu de inquietud y de uma misteriosa melancolia, nos elevan a un mundo más inmaterial y menos pasajero que este en el que vivimos. Por eso, debe de ser cierto que los grandes místicos vivieron casi siempre em lãs alturas, que incitan a volar, aunque sea nada más que con la fantasia.


Pôr-do-sol magnífico abençoando a Igreja de El Chaltén

Pero no solo la inquietud religiosa se desarrolla em um paisaje como el nuestro. También el sentido estético de las personas. ?Quién sería insensible a um espectáculo como el que ofrecem, al amanecer y em el crepúsculo, estas montañas? Aqui no necesitamos fuegos artificiales, porque la Naturaleza nos ofrece grátis, todos los dias. Es un espectáculo que jamás se repite. Llueve, nieve o brille el sol, cubran las nubes el cielo o resplandezcan en él las estrellas, siempre ofrece um semblante distinto, uma tonalidade, um matiz nuevos. Por eso, aunque el nuestro sea um pueblo pequeñito y lleno de dificultades, estamos orgullosos de Chaltén. ?Como no estaríamos si, cotejado com lo que vemos aquí, todo el resto del mundo parece feo?


Luciana sustentando formação nebulosa lenticular sobre os céus de El Chaltén

Texto extraído sem a permissão do livro "Andes" - Livraria El Ateneo, Buenos Aires



Um comentário:

Anônimo disse...

Meu Bi amado, tu estás te tornando um grande escritor! Estás a te superar a cada atualização. Se não me engano , o autor deste texto é o Mário Vargas Llosa.

Te amo muito. Morrendo de saudades.

De Uberlândia,

Lu